Educación ambiental

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Educación ambiental

La Educación Ambiental como disciplina, adquirió gran auge a partir de los años setenta, cuando los problemas ambientales se convirtieron en asuntos de gran interés social. Sus bases teóricas y filosóficas se fundamentan en los fines, principios y objetivos generados en la Conferencia de Tbilisi, los cuales definen como etapas de esta disciplina (según UNESCO 1980): la concienciación, el conocimiento, las actitudes, las aptitudes, la capacidad de evaluación y la participación.

No existe un concepto único para la Educación Ambiental, al contrario, al igual que otras disciplinas, existen diversos planteamientos teóricos, enfoques, paradigmas y estrategias de acción para trabajarla. Entre la diversidad de conceptos y definiciones destaca el del Congreso Internacional de Educación y Formación sobre Medio Ambiente, realizado en Moscú en 1987, ya que la caracterizar como un proceso y además se sigue aplicando a la actualidad por su vigencia: 

“La Educación Ambiental es un proceso permanente en el cual los individuos y las comunidades adquieren conciencia de su medio y aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y también la determinación que les capacite para actuar, individual y colectivamente, en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros.” 

(UNESCO-PNUMA, 1987) 

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niñas coloreando

La educación ambiental como proceso

La educación ambiental, entendida y desarrollada como un proceso e intencionada volcado hacia la formación de valores, actitudes y aptitudes para resolver problemas ambientales, se convierte en una estrategia efectiva que permite que los individuos puedan llegar a realizar acciones positivas para el ambiente y así ser parte de las soluciones requeridas ante dichas problemáticas. Sin embargo, para que esto llegue a suceder se deben implementar todas las etapas del proceso educativo, las cuales se destacan a continuación:

  • Desarrollo de una conciencia ambiental. Esta conciencia debe llevar a los individuos a asumir sus responsabilidades, a fomentar su sentido de solidaridad y a comprender la importancia del ambiente en todas las actividades humanas.
  • Desarrollo de conocimientos ambientales. Se producen cambios cognitivos en las personas para que puedan construir sus propios conocimientos, así como buscar las alternativas y soluciones pertinentes para resolver los problemas ambientales que se les presenten.
  • Desarrollo de actitudes favorables para el ambiente. Requiere de trabajar valores para desarrollar una capacidad crítica, de cooperación y solidaridad, que fomente un pensamiento de justicia y equidad, que logre una congruencia entre las acciones personales y los criterios de juicio y formas de pensar.
  • Desarrollo de habilidades para el análisis de los problemas ambientales. El individuo debe desarrollar las aptitudes necesarias para la investigación, la evaluación y la toma de decisiones sobre los problemas ambientales, como herramientas para identificar y resolver los problemas.
  • Desarrollo de una capacidad de evaluación de la realidad ambiental. La evaluación debe permitirles a los individuos la obtención de datos para comprender mejor los problemas ambientales y tomar las decisiones pertinentes.
  • Desarrollo de una capacidad de participación en la resolución y prevención de problemas ambientales. La participación de los individuos constituye el fin último de la educación ambiental, por lo que si se logra llegar hasta esta etapa se habrá cumplido el objetivo final del proceso educativo (Mata et al., 2003).
  • De acuerdo con lo anterior, es necesario trabajar hasta la última etapa del proceso para que se obtengan los resultados esperados, es decir, la participación de los individuos. Trabajar sólo las primeras etapas del proceso, en las cuales se quedan la mayoría de las iniciativas en educación ambiental, implica que los individuos son conscientes de la problemática, están sensibilizados al respecto y poseen información, pero no pasan a la acción, pues no se les brindaron las herramientas que les permitan la toma de decisiones y la implementación de acciones pro ambientales (Hernández, 2012).

El CEA lo invita a ser parte activa de la solución a los problemas ambientales y a pasar de la sensibilización a la ACCIÓN.